Lambie

sábado, 20 de agosto de 2011

Sólo una vez nos vimos. Fue en Galerías insurgentes y fue por un ratito, porque tenía harta tarea y había visitas en la casa. Pero quería verte porque siempre vivías lejos y sonaba a que iba a ser una oportunidad única. Comías unas papitas y yo iba toda estresada por la visita, la tarea y no sé, porque siempre vivo estresada. Platicábamos muchísimo por msn. Me contabas chistes, nos pasábamos videos, música extraña. Te conté algunas de mis penas, me contaste las tuyas. A veces me hacías chistes crueles y cuando me enojaba, los entendías y cambiabas de tema.

Sólo nos tomamos una foto. No me gusta porque salgo muy mal y el flashazo te dio en la cara. No sé dónde dejé la foto, quiero pensar que no se quedó entre las cosas que perdí después de que formateran mi lap. Tal vez no nos vimos muchas veces y en estos últimos días no hablábamos mucho porque ya ni me conecto, no tengo tiempo de nada. Internet me aburre y si no estoy en la escuela o en el trabajo, dormir se ha vuelto mi máxima prioridad.

Y no me gusta pensar en las posibilidades de todo, pero me hubiera gustado hablar más contigo. Contestarte más largos los mensajes, pero siempre estoy cansada. Me hubiera gustado faltar a clases y haberte acompañado a Nortec. Me hubiera gustado pensar "qué diablos" y faltar el siguiente cuatrimestre a una clase, e ir contigo a Beirut. Me dijiste que como no voy, me ibas a grabar una canción. Y la voy a esperar.

Quizás estoy renegando. O estoy en la etapa de negociación, pensando que prometo contestarte mensajes más largos, ir a muchos conciertos y comprarte más papitas si regresas. Un día me mandaste correo, preguntándome por qué me escondía, pero creo que mi ritmo de vida no me deja creencia algunas, más que todos mis seres queridos estarán ahí, por siempre. Para mi. Soy una egoista. Y sé que no pasará. Sé que no pasará porque por algo me siento así: porque siempre pensé que estarías ahí. Aunque ya no nos hemos hablado, me sentía bien pensando que estabas... bien. Es difícil de explicar, como si aunque no existieran las pláticas larguísimas que soliamos tener, que vivieras y saber que estabas ahí para cualquier cosa, eso estaba bien. Soy una egoísta, una descuidada.

Seguiré esperando mi canción de Beirut.

Tres treinta y siete, am

lunes, 15 de agosto de 2011

De nuevo no puedo dormir. Demasiadas cosas en mi cabeza. Siento que el tiempo va tan rápido... Ya pasó mi primer cuatrimestre, dos materias las pasé con diez, la otra me avisan hasta el martes. Muchas cosas pasarán este martes. Me voy a Cuernavaca y me emociona la idea, porque quiero descansar un poco del DF. No recuerdo a quién le leí en twitter, que a veces hace falta extrañar a la ciudad; creo que es cierto. Me gustaron estos dos días que estuve lejos. Nadé en la piscina en horario nocturno, comí sushi y abracé a la botarga de la conejita Miffy que tienen en exposición allá. Me agrada descansar de la ciudad.

Por otra parte, ya está más o menos cerca mi cumpleaños. 24 años. Qué se dice de los 24 años? Espero que algo bueno. Pensaba cortarme el pelo, pero me gustaría esperar hasta los 25, creo que esa edad tiene un significado más bonito. No es que me importe mucho la edad, pero creo que es un buen sistema para ver qué tanto ha cambiado uno, a lo largo de los años. Yo, orgullosamente puedo decir que me alegra no ser mi versión de los 22 años, tan conformista, tan mediocre. Me alegra tener trabajo, casa, familia y toda mi frivolidad. Me alegra no ser tan dramática, me alegra ya saber elegir a la gente que está conmigo. Y esas cosas, pues.
 
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