jueves, 6 de octubre de 2005

LLuvia, mucha lluvia. Mis zapatos se mojaron por completo y siento un gran vacío en mi pecho, como si me hubieran golpeado o algo por el estilo.
Mi espalda fallece a cada momento y mis ojos se dan por vencidos,
ya no quieren ver,
ya no quieren ver,
ya no quieren verte.
Enojo, guardado, en una caja metafórica, situada en el vacío que tengo. Pero es inevitable.
Caer, en espiral, en el infinito, en lo indeterminado, en el ápeiron. Esperando encontrar algo ahí, en lo infinito, en lo sublime, en lo magnánimo.
La nada, hallar la nada, lo de siempre. Hallar a nadie, el de siempre.
Eres nadie, soy nadie, somos la nada. Y nos hallamos en lo sublime, desconociéndonos por completo. No por mi parte.
Enojo guardado, inútil, superfluo.

LLuvia, mucha lluvia. Mis zapatos se mojaron por completo y siento a la nada en mi pecho. ¿Quizás...?

1 comentarios:

Anónimo dijo...

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