Anotaciones, más

sábado, 21 de julio de 2007

Leí El Ángel del Puente de John Cheever. Yo también quisiera que el mundo pareciera mejor, como si me lo hubieran dado en mejores condiciones que cuando me lo habían arrebatado. Y es que todos anhelamos un mundo más vívido, simple y pacífico.

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El otro día tuve un dolor en el ojo izquierdo terrible, era como tortura china: cuando movía la pupila a la izquierda, había una molestia filosa horrible, que sólo con el tiempo se quitó. Ahora bien, lo raro de esto era: en el instante en que recordaba la molestia en el ojo, es cuando se presentaba el dolor. Es como muchas cosas en la vida: cuando las recuerdas es cuando comienzan a doler.

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Me aturde este sin-lugar en el que me encuentro ahora. Siento que estoy bien pero luego leo/escribo/percibo cosas que me hacen creer que no. Y viceversa. ¿Cómo me debo sentir? ¿De qué se trata?


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Lo primero que me enseñaron en Francés, hay dos maneras oficiales de despedirse: au revoir y Adieu. Au Revoir es como "te vuelvo a ver" o algo así. Adieu es que jamás jamás volverás a ver a esa persona.

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De qué me sirve.

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De qué.

2 comentarios:

Alejandro Chavarria dijo...

Yo también quiero aprender francés, nada más para entender las canciones de Emilie Simon.

Bueno, entonces Au revoir Elsa.

BETO Faithless dijo...

Pasar un sin tiempo, todavía creo en eso: con una buena compañía claro.

Hay más maneras de decir adios, y sí, todas sirven, o no sirven, son un camino a la soledad, muchas veces no hay retorno.

 
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