Voy en el metro y una persona me pide dinero. No me dice historias de que se le ha muerto un hijo y él está a punto de perder la pierna, sino que simplemente me dice "Señorita, ¿Tiene dos pesos que me regale?". Yo he pedido dinero con urgencia y de cierta manera, de cierta retorcidad manera, entendí que nada me costaba darle esos dos pesos, esperando los use con bien (como dice mi mamá: "te los doy pero no vayas a comprarte resistol"). De hecho saqué cinco pesos y se los di. Se fue y yo iba a seguir mi camino, pero s eme acerca y me dice "Que Dios la acompañe y la proteja" y se adentró en la jungla del centro histórico.
"Que Dios la acompañe y la proteja".
Hum. Lo malo de haber crecido en una familia donde los valores religiosos se imponen de una manera no muy válida en la infancia (onda "Cree en Dios" y tú preguntas "¿Pero por qué?") y en la adolescencia se impone de manera "haz lo que quieras", es que luego no entiendes muy bien el significado de "Que Dios la acompañe y la proteja".
Y mientras camino por un lugar muy solo, recuerdo una letanía que un maestro nos obligaba a decir antes de iniciar clases:
"Bendigo la atmósfera que está a mi alrededor. Nada ni nadie puede dañarme pues estamos bañados en Luz".
Implorar protección es algo rarísimo. Pero auto-sugestionarse de que existe ese espacio seguro es un fenómeno todavía más extraño, del cual siempre me he sentido ajena.
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Camino a mi escuela, me puse un poco melancólica. Recordé gente, lugares y muchos problemas actuales que me importaban, pero que ahora no sé cómo descifrar esa realidad. Ahora que estoy viendo las cosas de esta manera tan extraña -o eso creo- no sé qué decir o qué pensar, pero simplemente trato de recordar qué era todo lo que me rodeaba [y que ahora es inefable]. Olvidé lo que sentía, de repente ya no me importa.
Recuerdo a Modest Mouse, con su canción People As Places As People (And the people you loved But you didn't quite know / And they're the places that you wanted to go) y de cierta manera, de cierta retorcida manera, me doy cuenta de que las cosas cambian para poder seguir siendo las mismas. Las personas cambian pero no tengo muy claro para qué. Tampoco tengo claro el miedo que "sufre" (?) la gente o el individuo que permite la destrucción (o, peor, la auto-destrucción) para que las cosas sigan igual. Me incluyo.
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8 comentarios:
Querida Elsa, a mi también me pasa algo parecido cuando las personas me cubren con esa especie de bendición. Creo que lo único que se me ocurre es creer un poquito, aunque sea en ese instante, y después vienen otras cosas no tan importantes, pero eso siempre es así.
Yo tengo graves problemas morales con las religiones. Me parece que son todas terroristas, chantajistas... inmorales, más o menos en general.
Cuando pequeño recuerdo que sí podía hacer esas cosas como "¡Ayúdame Dios mío!" Y sentirme un poco mejor, pero siempre igual me pareció bastante dudoso, hasta que un día terminó por perder cualquier tipo pretendido de legitimidad.
Me quedé pensando en esto que escribiste:
"Tampoco tengo claro el miedo que "sufre" (?) la gente o el individuo que permite la destrucción (o, peor, la auto-destrucción) para que las cosas sigan igual."
Me parece que tampoco tengo muy claro. Creo que la gente se fija a ciertas cosas, conciente o inconscientemente, y luego se siente amenazada por cualquier situación que altere a eso que se ha fijado, con lo que ella supone que se está bien. Tal vez es como una fuerza de conservación que se vuelve perjudicial en cierta forma, en cierto momento, como los anticuerpos cuando atacan el cuerpo pensando defenderlo de alguna amenaza.. Va, las analogías pueden ser desastrosas, creo que guardaré silencio.
De las infinitas maneras que tiene el hombre de representar lo inexplicable, a mi me gusta pensar que ese dios es una sustancia que nos habita y que entiende el mundo de una manera inmanente, él es la conexión con el universo. Podríamos decir que dios es quien es capaz de leer eso que las Nornas han escrito sobre cada ser y quien nos guía para que su designio se cumpla, y sobre todo dios es nosotros mismos.
Cada destrucción implica un renacimiento. No vivimos, viajamos y nunca somos los mismos, aunque lo parezcamos.
Un abrazo.
Uno necesita de una atmósfera medianamente segura para pisar el cieno. Siempre nos hundimos cualquiera que sea la venda que nos pongamos, o el polvo que arrojemos al aire; bien sea para respirar tranquilo bajo el efecto narcótico, o para no ver.
Quizá ambas cosas.
En esa medida, cualquier cosa podría ser dios, en el momento en el que uno menos creería.
Es bonito pensar en que dios nos puede acompañar y proteger, pero es mas bonito pensar e que batman estará ahí para ayudarnos... tan sexy el con su traje negro... digo tan valiente cof cof...
Aun así siempre que una persona me dice eso se lo agradezco (osea que dios me acompañe...no batman, casi nadie le desea a uno que batman lo acompañe...cosas raras de la vida, supongo) por que pues, la buena vibra nada malo ha de traer e igual y por que no algo bueno quizás si deje.
Hola!
No sabía que tenías este otro blog (: me he dispuesto a leer en mi domingo terminado (es que ya volví), espero no tener que matar al mamón, que de seguro ha de tener su lado bueno y caritativo, tal vez saque ese lado si me voy "linda" :)
Un beso
Nunca he sido una chica con una definida religión, pero puedo asegurarte que a veces la ausencia de la misma me hace sentir vacía.
Quizá no es la ausencia de la religión, sino de creer en algo supremo que pueda ayudarte a encontrar un camino, pero en realidad podría ayudarte???
No lo sé, pero se siente bien sentir amor por alguien que no conoces.
Me encantó tu post existencial.
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