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No sé por qué he perdido esa capacidad de escribir y escribir miles de cosas. Quizá porque uno mismo necesita ser discreto, porque es exhausto siempre andar vomitando todo, quizá porque yo misma decido encapsular las ideas y simplemente reducir todo a canciones (Que, lo creas o no, luego sí resumen muy bien lo que uno vive, sólo hay que saber leer/escuchar/sentir). Leer canciones como se leen los libros, como se leen los poemas. Porque escuchando ¡Forward, Russia! adopté la imagen de que, por supuesto, ellos han tomado mi Hemingway, ¡Mi Hemingway! Con Arab Strap recuerdo cuando se me olvidó lo que significaba que mi mano pretendiera ser la tuya. Y aunque con Radiohead siempre creí que mi persona era como un Fitter Happier, lo cierto es que, con todo el dolor de mi corazón, sigo creyendo que el amor me espera en paletas y papitas fritas. Qué más da (¿Qué más quieres?).
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Y ya es octubre. Dice Client: You’ll never realise the fear / Now it’s finally over / Leave your soul to the dark / And the chill of october. Octubre es un buen mes, de todos creo que el más sensato, el más bonito, el más indeciso. Mañanas friolentas donde fumar es una delicia, tardes tan calurosas como para comer un rico helado de queso con zarzamora, noches frescas para dormir a gusto. El mes del buen libra, los indecisos libra. Siempre hay buenas cosas en octubre. Hay buenos recuerdos. Para mi, octubre es una metástasis de buenas cosas. Ahora que he estado trabajando con niños, la nostalgia también ha estado muy presente. Todos les sorprende, todo les fascina. Y lo mejor de esa fascinación es que es tan genuina, que uno simplemente quiere recordar cuando todo, cualquier cosa, significaba algo, lo más mínimo. ¿La costumbre nos quita el thauma (el sorprenderse)? Sí, apuesto que sí. Camino a casa, un día veo que el sol se ve rarísimo, como si fuera una canica naranja, muy brillante, en el cielo. Como si alguien hubiera cubierto al sol de ámbar y lo hubiera dejado secar. Yo estaba fascinada porque jamás había visto al sol así. Me dijo que muchas veces se ve así, que no hay nada nuevo, pero oh, me emocioné demasiado de ver así el sol. Esa emoción genuina, es algo lindo. Y mientras él explicaba el por qué, yo miraba fascinada el sol, en un puente que siempre parece que se va a caer.
En octubre cumplo 22, el 22.
22, 22: is when you said you would improve
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Y el lenguaje. El lenguaje también me sorprende, todo ese mundo de codificación, de ocultar, de develar. Conocer a alguien tanto como para saber que te dice la verdad o te miente, reconocer un beso sensato, saber cómo es una mirada de hartazgo, un suspiro: lenguaje, lenguaje, lenguaje. Sin embargo, existen cosas que hay que descifrar con más cuidado. Y sabes, claro, que leer a Barthes te hace pensar en todo eso:
Saber que no se escribe para el otro, saber que esas cosas que voy a escribir no me harán jamás amar por quien amo, saber que la escritura no compensa nada, no sublima nada, que es precisamente ahí donde no estás: Tal es el comienzo de la escritura.
Y ahí estás, por quien pienso cada palabra. Y cuando te quito, ahí es donde empiezo a escribir todo. Y está bien (porque creo reconocer la sensatez del beso que quema mi mejilla).
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The Myriad - A Clean Shot:
Would you say so if you thought of me?
And would it crush you if you saw me bleed?
And would you dance the same if you knew that I could see?
Do you feel the same for me?
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Y si mientes, todo caerá. Porque si sobre el error no se puede construir el edificio de la verdad, jamás podría construirse, sobre la mentira, una vida edificante.
(Y mira que son cosas en las que creo).
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Echo And The bunnymen: Stars are stars And they shine so hard / Now you spit out the sky Because it's empty and hollow / All your dreams Are hanging out to dry / Stars are stars And they shine so cold).
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Everything in it's right place.
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Una luz que nunca muere (porque no depende de algo para seguir viviendo, para seguir brillando):
Lo que se hunde en la noche
es la resonancia
de aquello que el silencio sumerge
lo que el silencio sumerge
difunde en la luz
lo que se hunde en la noche.
Historia(s) del cine, Jean-Luc Godard.
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