Ya sabes cómo son los sociólogos. Pero aún así los vas leyendo en el metrobús

martes, 3 de noviembre de 2009

Comprometerse con una relación que "no significa nada a largo plazo" (¡Y de esto son conscientes ambas partes!) es una espada de doble filo. Eso deja librado a su cálculo y decisión la posesión o el abandono de la inversión, pero no hay motivo para suponer que su pareja, si lo desea, no ejercerá a discreción el mismo derecho, y que no estará libre para hacerlo cuando a él o a ella se le antoje. La conciencia de ese hecho aumenta aún más su inseguridad, y ese aumento es lo más insoportable de todo: a diferencia del caso en que usted mismo decide si "lo toma o lo deja", no está en su poder impedir que su pareja opte por romper el acuerdo. Sí puede hacer pequeñas cosas para inclinar a su favor la decisión de su pareja. Para el otro, usted representa acciones a vender o pérdida con la que se debe terminar, y nadie consulta a las acciones antes de devolverlas al mercado, o a las pérdidas en el momento que se producen.


Zygmunt Bauman (en "Amor líquido: Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos).

El problema de teorizar estas cosas es que a veces sientes que las imágenes que escoge el que lo hace están un poco fuera de lugar. Pero quien sabe, debe ser una buena analogía, sólo me digusta por mis creencias adolescentes. Go figure.

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