Estas manías que no se quitan tan fácil, todo eso que llevamos arrastrando. Como si hubiéramos estado mucho tiempo en el mar y no podemos salir por las algas que se entrelazan con nuestros tobillos. Así -me gusta pensar- es el pasado: eso que nos mantiene en el mar, agarrándonos del tobillo, del torso, de las manos. Del cuello.
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El faro. lejano, llegas a él.
Y los que menos esperas,
ellos son los que lo vuelven a apagar.
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