Uno anda mal, por la vida, como pordiosero, esquizofrénico, paranóico y otras cositas más.
De repente, no sé por qué, uno se da cuenta de que el mundo no lo mira así. O, más bien, ni siquiera lo mira.
Y hay que cambiar los planes.
Qué cosas.
Rojo.
Confianza de la furiosa Discordia.
La reducción al Absurdo
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