Caminar por un paisaje de pintura mientras atardece, la locura detrás del encanto. El sacrificio.
Todo termina, no en el final, sino en la mirada perdida de Bill Murray. El mundo se cae en pedazos, te das cuenta que (aproximadamente) de 12 años de estudiar inglés, tu phrasal verb favorito siempre será Falling Apart, por lo que implica, por lo que es.
Los pasos de baile que no quieres perfeccionar, porque erróneos están bien. La bofetada que ves en la imagen que te hace pensar que así llega todo, como una fuerte bofetada, donde su onomatopeya es CLAP, como el aplauso. El idioma que queda tan limitado, porque sabes que el mundo está afuera, tras esa ventana, esa mágica ventana que ves en cada clase de francés, donde el sol parece brillar menos. La ventana que se hace líquida en sueños y lo que cae es el perfume turquesa.
La nota musical que sigue, el si que sientes que jamás estará afinado, el puente que no sabes si engaña tu mirada o realmente está más chueco. Los libros que encontraste, la armonía que recuerdas.
El aroma que decubres, el perfume varonil que sigues a lo largo del cuello, el hombro cuasi-desnudo y atrás del oído. La mano que te asfixia, la mirada que se impregna en tu pupila, el aliento que te desviste. El límite.
La magia de Fred Astaire que te hace sonreir.
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2 comentarios:
fred astaire rifa.
anoche justo, me preguntaba, hasta que punto son líquidas las ventanas, hasta dónde el calor y el frío las hacen correr o permanecer, perderse por transparente.
pero eran dudas menos bellas que ahora, ólo eran cuestiones de física, que no comprendo.
ajua
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