La vida era más pasajera, Otoño, cuando aún podíamos nadar entre tus hojas

jueves, 9 de abril de 2009

Otoño, querido, te extraño tanto.
Con tus prendas color café y tu olor a miel.
Con esa tristeza tan tuya, innata,
que siempre nos acompaña al caminar.

Otoño, extraño sumergirme en ti.
No eres como este absurdo calor
que bajo sus sábanas no hay besos,
sino navajazos que surgen de las brasas.

Otoño, tus hojas ya no me cortan.
Estás tan ausente, tan irrepetible;
no es lo mismo este susurrar en mi cabello
sin el rastro de tus cenizas en el viento.

Otoño, sin ti las calles están limpias
y la una de la tarde es insoportable.
Pero, con cierto enojo, te entiendo:
el irte es un ciclo, ya está en tu naturaleza.

2 comentarios:

Octopus Queque dijo...

Mmmm no lo lean así, clavadísimos :P Ese día hacía calor y se me ocurrió. No hay trasfondos jajaja.

O sí.

O no!

Rain dijo...

Aquí es otoño. Abril. Lima con grises plateados en las tardes.

 
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