Etílico es una de esas palabras que no me sorprenden

domingo, 24 de enero de 2010

Estoy un poco ebria. Decidí tomar demasiado porque era hora y sentí que debía, después de que el viernes fue un día horrible. Después de platicar, bailar danzón y discutir Heidegger, me di cuenta de algunas cosas:

1.- Estoy muy enamorada. Sí, pues. Si vamos a aceptar la realidad, es que estoy muy enamorada. Es una condición humana. Siento en la espalda de mi espíritu eso que Sócrates describió como el nacimiento de las alas cuando se ve al ser amado; siento esa comezón como cuando te sale una muela. Estoy muy enamorada y si lo peor está por venir, el mundo no me puede reclamar que jamás me enamoré incondicionalmente y que di todo lo que tenía para mantener ese amor. Ya si lo peor-peor sucede, Sócrates no me puede reclamar, sólo lo haría Baumann y me diría "Te lo dije". Pero así son los sociólogos.

2.-Mi mamá planea hacer algo. Lo planea, lo hemos discutido en familia y estoy casi casi al borde de la felicidad. Si lo legal lo permite, creo que seré más feliz.

3.- Me gusta mi trabajo. Pues sí, ojalá dure mucho.

4.- Es el todo y no la nada, porque para todos nos es más fácil eso de la satisfacción por tener todo que la satisfacción de tener nada (y ser feliz).

Y ya. Estoy ebria. Nada tiene sentido. Pronto: borrar este post y escribir algo más jocoso.

Carpe Diem.

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