Elsa Y El Suicidio

domingo, 25 de noviembre de 2007

Me han dejado una tarea donde tengo que hablar sobre el suicidio y dar un remedio posible a este problema de la sociedad actual. Lo difícil no es hacer el ensayo, el problema es que tengo que entregarlo a una escuela para que, en vísperas de que lo lean, les sirva para acercarse más a su alumnado. Sé que no le van a hacer caso, porque el sistema educacional funciona metódicamente, alterar su sistema es un caos infinito. Además de que el acercarse a un alumno es invadir el modo escuela -separación abismal- alumno. Todos los sabemos, gracias.

Sin embargo, en el supuesto de que lo hagan, me invade el miedo a escribir estupideces. Dejo de escribir y pienso 4 veces lo que estoy haciendo. ¿Cómo hablarle a los demás de algo en lo que no tengo una postura definidida? Ésta lucidez de lo absurdo, esta problemática al sin-sentido de la vida, el hartazgo por los demás ¿Cómo darles una solución, si uno está tan malditamente consciente de la situación real? Tampoco puedo proponer algo como "vivir con la enfermedad de la desesperación" porque aparte de que el profesor de ética me aniquila, esa no es una solución, es un simple vivir con.

Lo que me causa duda sobre dar mi opinión, de cierta retorcida manera, es que el alumnado, en el supuesto de que la institución realmente se acercara de una manera más profunda a ellos, no mostraría interés a cosas como éstas (dejando mi preocupación a un nivel nulo y mi frustración en el nivel más alto). No puedo agregar temas como "la desesperación como enfermedad mortal según Kierkegaard" o "la angustia heideggeriana", porque un joven de preparatoria le da igual todo eso. Entonces, me doy cuenta de las cosas: debo omitir a esta Elsa presente, de 20 años, que intenta demostrar un atisbo filosófico sobre el tema, y mejor ponerme en aquél recuerdo de esos días, en que tenía 16 años y realmente me hubiera gustado escuchar algo sobre el absurdo como la confrontación entre lo que quiero y lo que el mundo me ofrece y no como un "no te mates, no te agobies, que ni a la sociedad ni a Dios les gusta eso", siendo que un gesto como ése [el suicidio] se prepara en el silencio del corazón, lo mismo que una gran obra (Camus, El Mito De Sísifo).

Esta es Elsa, mostrando un imbécil interés en los demás.

5 comentarios:

sirako dijo...

hay quienes escribimos todos los días sobre el suicidio. lo difícil es cuando a todos les toca ponerse de acuerdo sobre lo que hemos dicho. incomprensibles somos todos por culpa de la interpretación ajena. escribe algo bonito para tí y nos lo enseñas acá ¿va?

Mœxtazzo dijo...

Por más que el tema fuera directamente enfocado en algún tipo de campaña supernatural pro-supervivencia de jóvenes con emocionalidades diluídas, ya de inicio lleva como equipaje el tener que justificar un acto humano tan válido como el mismo hecho de vivir con. Porque aún con tantas diatribas y cruzadas destinadas a suprimir el angst como si fuera el enemigo principal de la existencia, la gente se sigue disparando en la cabeza, colgándose y cortándose.

¿Cómo explicarle a un adolescente que el suicidio es malo cuando es tan presente? Al fin y al cabo, el tema es sobre la naturaleza de la muerte, sobre aquella posibilidad de elección y el deseo de vivir (quizá en un estilo muy Frankliano). Al fin y al cabo, te piden que presentes una solución a lo irresoluble mismo de la vida humana , puesto que el suicidio viene a ser más que una solución, un 'hey Gawd, me quits', y el vivir con es el único vivir posible (sin aludir a animismos y filosofías optimistas de farmacia).

A un adolescente le haría bien algo medio Kierkegaardzoide como "encuentra aquello por lo cual vivir y la vida se volverá soportable". Al menos es un diazepam mientras llegan a los felices 20 (Edad que asumo que compartimos) en los que empieza la lucha por no estar demasiado conformes.

Oh, este mundo posmo tan incierto! [muñeca a la frente, pequeño estertor]

Octopus Queque dijo...

-Sirako: Me quedó normal, creo que lo único que me gustó fue la opinión. Lo que pensaba hacer era hacer una reflexión más personal y esa es la qu eiba a subir aquí. En cuanto lo haga, quisiera saber qué piensas, that would be an honor :)

-Cœlispex: Pero, también tenemos que ver que el vivir con llega a ser, hasta cierto punto, inaguantable, porque implica resignación y hastío. Kierkegaard (después le re-afirma wittgenstein), dice que la muerte no le pone fin a la desesperación, se muere con ella, lo cual hace todo como un círculo vicioso. A veces quisiera tener esto más lúcido, pero es complicado. ¿Existe una razón fuera del vivir con? Además, si el trabajo que entregué es para adolescentes (un rango, digamos, de 14 a 18 años) es obvio que darle una invitación a la resignación, bueno, no sé cómo actúe un joven promedio nowadays, pero yo me hubiera quedado con cara de "qué demonios?!"

Camus en el Mito De Sísifo, dice que el suicidio es la verdadera pregunta filosófica, porque es la pregunta por ser o no ser, todo en tus manos. Me pareció muy extrema su afirmación, sin embargo lo que dice no es tan falso, después de todo. Esta vida, la de uno mismo,posa en dos manos que en cualquier momento le pueden soltar. Es sorprendente ese poder.

¿Pero qué solución dar? Si todos sabemos que la enfermedad mortal y la angustia están más que presentes. Me parece un absurdo hablarle a los alumnos de no-te-suicides, poniéndoles un slogan de Dios y sociedad, donde, yendo a un punto extremo y adolescente -que ese es el fin- de hecho, Dios y la sociedad no hacen tampoco las cosas muy fáciles. Al menos eso pensaba yo, a los 16 años. Deja tú los 17 que todo me parecía tan limitado y el mundo luego parece que se cierra. ¿Cómo hablar con los demás, de algo que no sabes qué decir? Siempre un misterio.

Muchos saludos a ambos dos (jaja!)

°venganza dijo...

El suicidio en occidente, habitualmente o en los casos más comunes, es el acto más fallido. En otras culturas es diferente. No es que lo recrimine, que lo esté juzgando desde esa forma de pensarlo. "El acto más fallido" no es, pues, peyorativo; no usaría esa frase como base para demandarle a la gente que no se suicide, como alguna forma de principio que justificara un reproche. Mi idea es, que, la mayoría de las veces, el acto del suicidio es una representación para los otros, cuyos aplausos (hironía, talvez), irreductibles a lo accesible, lanzados fuera del plano de lo posible, fuera del mundo, ya no pueden, jamás, ser escuchados por el actor. En otros términos, el acto fallido del intento fallido de suicidio, es un acto menos fallido.
Pero bueno, la problemática es grande, como para resolverla en unos párrafos.

Algo que quería decir es lo feo de los sistemas de educativos. Como el hecho de que, de antemano, te han obligado a tomar una postura al respecto que posiblemente no era la tuya, te han imposibilitado decidir. Has sido obligada a escribir, a plantear para poder escribir, peor aún, a encontrar un "remedio" a un problema, que talvez no es un problema o que el remedio no es tu postura ante el problema.
¡Malditos nazis!

Alejandro Chavarria dijo...

Tal vez puedas empezar con:

¿Haces falta? ¡Oh sombra fútil llamada gente!
Nadie hace falta; no le haces falta a nadie…
Sin ti saldría todo sin ti.
Tal vez sea peor para otros que existas que el que te mates…
Tal vez peses más durando, que dejando de durar…


O quizás con este aforismo que me gusta tanto:


La vida es una incomprensible espera, una llama que acecha su propia desaparición. Suicidarse repentinamente o suicidarse por entregas es el único asunto en verdad relevante.

 
Design by Pocket Blogger Templates